Sufrimiento, angustia, tristeza, ira, rabia, desesperación, rencor, odio, soledad... Sentimientos (bien unos, bien otros) que, en mayor o menor medida, experimentamos a lo largo de nuestra vida, y todo por los sentimientos que tenemos hacia las personas, todo por los lazos que nos unen a ellas.
Pese a todo, no nos basta con que nos hieran, nos rompan el corazón, nos traicionen, nos abandonen... una vez. No, seguimos intentando forjar lazos con las personas, esperando que ellas llenen nuestro vacío corazón.
Y el ciclo dolor sigue su curso, imbatible...
Todo esto me ha llevado a preguntarme en más de una ocasión: ¿Por qué seguimos dejando que nos traicionen? ¿No sería más fácil romper cualquier lazo que nos une a una persona para así dejar de sufrir?
Sin lazos, evitaríamos que nos hirieran, que nos traicionaran... En definitiva, no nos volverían a clavar un puñal en el corazón.
Aunque seguríamos teniendo que hacer frente a un sentimiento: la soledad. Sin embargo, desde mi propia experiencia puedo decir que no hay nada menos doloroso que la soledad, y nada más doloroso que depositar tu confianza en alguien para, con el tiempo, verla escupida y pisoteada...
Al menos, es lo que la vida me ha ido demostrando a lo largo de todos estos años.
Muchas veces pienso que todo acabaría si cerrara mi corazón a los demás, si me limitara a enfriar mis sentimientos... Si hicera de mi corazón, un corazón de hielo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario